viernes, 20 de marzo de 2009

¿ES NECESARIO FORMAR PROMOTORES DE SALUD?

Nos referiremos a la salud al margen de la enfermedad, es decir abstrayéndonos de la atención médica y de los
sistemas de salud como la respuesta que la sociedad ofrece a la enfermedad o a la amenaza de falta de salud.
Podríamos acercarnos al concepto de salud, afirmando que es un complejo equilibrio que comprende a la totalidad de la persona, dependiente de la interacción de los factores biológicos, emocionales, sociales, económicos y ambientales atravesados por el tiempo histórico, social y subjetivo, de las familias, de las comunidades, del sujeto presente y sus proyectos a futuro.

Deven, 1991; citado por Gonzalez García y Tobar, 1997.

Los determinantes de la salud son múltiples: el monto de los ingresos, el empleo, las condiciones de trabajo, el estado nutricional, el saneamiento ambiental, la educación, los estilos de vida, el género, es decir, el conjunto de factores que se entrelazan a la biología y a la historia personal de cada ser que transita determinado tiempo.
Se considera generalmente que en los países occidentales el estado de salud de la población está condicionado por cuatro factores:
• La biología o la herencia, en un 27% aproximadamente,
• El medio ambiente en un 19 % aproximadamente,
• Los estilos de vida en un 43% aproximadamente,
• El sistema sanitario en un 11 % aproximadamente, aunque consume el 90% de los recursos de salud.

En nuestra región procesamos un envejecimiento acelerado, soportamos un delicado equilibrio entre el envejecimiento demográfico y el crecimiento económico, por lo tanto, se hace necesario considerar la promoción de salud para el logro de una vejez con la menor carga de dependencia posible y realizar su evaluación económica.

El costo de cada ciudadano dependiente en España está calculado de la siguiente manera:
• En prestación en servicios 9.327 Euros año.
• En ayuda Informal 4.366 Euros año.

La esperanza de vida como indicador no incluye la carga global de la enfermedad, por ello está siendo reemplazada por estudios que miden la esperanza de vida saludable.
En los países desarrollados (España) el énfasis de la inversión en salud está depositado en los cambios de estilos de vida, con lo cual han logrado un descenso de la discapacidad de 1,5 % anual, confirmando la hipótesis previa: una reducción de estilos de vida poco saludables disminuye las enfermedades crónicas que deterioran la capacidad funcional.
Las características de un envejecimiento exitoso son ausencia de enfermedad o discapacidad; el mantenimiento de un alto nivel funcional tanto físico, cognitivo y de participación en actividades sociales y productivas.
La mayor edad no está etiológicamente ligada a la presencia de enfermedad. A pesar de que la vejez patológica se encuentra relacionada con la edad cronológica no es inevitablemente dependiente de ella.
Existen factores de riesgo ligados a enfermedades prevalentes en la vejez que son modificables, reductibles e incluso reversibles, lo que aumenta la posibilidad de un envejecimiento exitoso.
Aunque la identificación de enfermedades prevalentes en la vejez es importante, un enfoque centrado en la prevención específica y la asistencia es limitado.
Resulta más efectivo abordar los factores de comportamiento del sujeto y la comunidad, así como los ambientales, para reducir los factores de riesgo y las enfermedades debidas a varias causas (Rowe y Kahn, 1987).

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